Inspectores del Ministerio de Sanidad británico estudiarán las historias de los enfermos originarios de otros países, ingresados en estos centros, y si han sufrido algún tipo de lesión durante su estancia en los mismos.

Esta medida se ha puesto en marcha tras las denuncias de un juez del tribunal supremo de Gran Bretaña, sobre el tratamiento recibido por un joven de origen jamaicano, que falleció en la unidad de enfermos psiquiátricos de un hospital de Norwich.

Los ministros británicos ya han reconocido la existencia de situaciones de discriminación racial en los servicios de psiquiatría, y como consecuencia, los enfermos de estos colectivos son reacios habitualmente a someterse de manera voluntaria a este tipo de tratamientos.

Investigaciones anteriores han revelado, que estos pacientes suelen ser internados en estos servicios por periodos más largos, y se les receta con más frecuencia medicación o terapia de "electroshock", en lugar de tratamiento psicológico.

Los resultados de la investigación se utilizarán para determinar si las políticas del gobierno para la reducción de la discriminación son eficaces.

Además, el Ejecutivo se ha comprometido a reducir los elevados índices de ingresos y reclusión obligatoria de las personas de origen extranjero.