El departamento de Sanidad británico indicó en un comunicado que gracias a esta reforma 1,7 millones de personas mayores y con discapacidad dispondrán de un presupuesto de 23.980 millones de euros, que les permitirá acceder a servicios de respiro, a cuidadores y a ayudas técnicas para facilitar su autonomía.

Con este nuevo sistema, serán los propios beneficiarios o sus cuidadores, y no los asistentes sociales, los que elijan el tipo de asistencia que desean. Así, por ejemplo, en lugar de ser ingresados en una institución, podrán optar por invertir ese dinero en financiar unas vacaciones con su familia.

Los servicios sociales deberán garantizar que las personas dependientes mantengan al máximo su independencia y el control sobre sus vidas, ofreciéndoles una posibilidad real de elegir la asistencia que precisan.

Además, el libro verde propone que cada presupuesto esté adaptado a las necesidades de los usuarios, para lo que habrá agentes de servicios sociales que les ayudarán a evaluar sus necesidades y les informarán sobre las posibilidades existentes.

Las asociaciones para la defensa de los derechos de los ancianos y de las personas con discapacidad han valorado positivamente esta reforma de los servicios sociales.