En la sesión de control al Gobierno balear en el Parlamento regional, el consejero de Movilidad, Gabriel Vicens, valoró el final de la operación porque "es un problema que se soluciona" y que en principio "puede garantizar la operatividad" de esta compañía en Baleares y los puestos de trabajo.

Vicens contestaba las críticas de la diputada del PP Margalida Cabrer, que señaló que lo "único positivo" es para los trabajadores de Spanair que, sin embargo, "han visto que una comunidad autónoma que no es la suya le da buenas noticias".

No obstante, estimó que para Baleares la venta "es muy negativa por la pérdida de ingresos fiscales, por nuestra conectividad y turismo y porque perdemos nuestra posición predominante de un sector aeronáutico", convirtiendo el de Palma en "un aeropuerto de escala".

Vicens preguntó a la diputada popular por qué protesta ahora que Spanair está en manos de inversores catalanes y no hizo lo propio cuando, siendo consejera del ramo, la aerolínea fue adquirida por inversores escandinavos, en alusión a SAS.

El consejero explicó que si Spanair hubiera sido comprada por una compañía extranjera "hubiéramos tenido muchos problemas porque se habría desmantelado", si lo hubiese sido por un grupo inversor sin garantías también habría problemas y si la hubiera comprado Iberia "ahora tendríamos un problema de competencias muy grave para Baleares".

Concluyó afirmando que el Gobierno balear que preside Francesc Antich "ha hecho lo posible para que empresarios baleares la hubieran comprado".