La obra consta de 400 páginas y comienza con una introducción en la que, bajo el título "Legado del movimiento obrero", Gómez Llorente reflexiona sobre la continua pérdida de conciencia de clase entre los trabajadores.

"Las fuerzas conservadoras de la sociedad", dice el autor, "desean sindicatos técnicos, sumisos al orden económico y social establecido. Los acusan de estar politizado cuando lo cuestionan. Se sienten felices ante los corporativismos, pues por intransigentes que sean los corporativismos, suponen la ruptura y descomposición de la clase trabajadora".

Además, añade, a los sindicatos de masas cada vez llegan más afiliados impregnados por la cultura consumista dominante, que son "un factor de presión retardataria".

Luis Gómez Llorente reconoce que es "difícil" frenar las posturas insolidarias que algunos de ellos presentan "o hacer que asuman ciertas causas racionaes y justas, de elemental solidaridad con los más débiles".

El dirigente de IS pronostica que la degradación sindical, y la consiguiente deslegitimación de las centrales, irán en aumento, si no se produce un cierto "retorno a los ideales y valores propios, a la cultura costosamente engendrada por los que precedieron en la lucha".