Ante la proliferación en el mundo de este tipo de armas, la Conferencia de Desrme de Ginebra negoció entre 1984 y 1992 el texto de esta convención, adoptada por resolución 47/39 de la Asamblea General de Naciones Unidas y acordada por consenso en su actual periodo de sesiones.

El ministro español de Asuntos Exteriores, Javier Solana, firmó el documento en París el pasado 13 de enero y ayer, miércoles, el Consejo de Ministros decidió su remisión a las Cortes.

El objetivo de la convención es impedir, de forma efectiva y global, el uso y existencia de las armas químicas. Paraconseguirlo los estados adquieren el compromiso de destruir todas las armas químicas e instalaciones de producción que tengan en su territorio.

Para lograr y velar por la consecución de estos objetivos, el texto contempla la creación de una Organización para la Prohibición de Armas Químicas, de carácter independiente, encargada de aplicar el contenido de la convención.