Estas partidas, que hoy aprobó el Consejo de Ministros,fueron ya acordadas en el último Consejo Interterritorial de Salud, celebrado en Madrid el pasado 18 de junio.

El programa de formación en uso racional de medicamentos es el que recibe una mayor aportación (27,1 millones) y, desde su inicio en 2006, por primera vez se imparte a farmacéuticos.Andalucía (4.751.001 millones), Cataluña (4.254.235) y Madrid (3.593.705) se llevan las mayores dotaciones.

Por su parte, la aportación correspondiente a los programas autonómicos derivados del Plan Nacional sobre el Sida asciende a 4,8 millones de euros.

Prevenir la enfermedad en jóvenes, inmigrantes, personas que ejercen la prostitución, homosexuales y bisexuales;promover el uso del preservativo masculino y femenino; la detección precoz de la infección y la lucha contra el estigma y la discriminación son algunas de sus líneas estratégicas.

SALUD MENTAL

Por otra parte, el Gobierno destinará a las comunidades autónomas 4,7 millones de euros para impulsar la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud.

Para el Ministerio de Sanidad y Consumo, la atención a estos pacientes es un objetivo estratégico, ya que las afecciones mentales representan uno de los grupos de enfermedades con mayor impacto social, por su coste económico directo e indirecto en los enfermos y sus familias.

Los fondos se destinarán a proyectos relacionados con la promoción de la salud mental en niños y adolescentes, la formación para médicos y enfermería de atención primaria y especializada, psicólogos y usuarios, y campañas de sensibilización para erradicar el estigma y la discriminación de las personas con enfermedad mental.

Finalmente, la cuantía de las subvenciones para el desarrollo de programas de prevención y promoción de la salud, especialmente en el ámbito de enfermedades y problemas emergentes, reemergentes y de especial relevancia, ascenderá a 2,4 millones de euros.

Los proyectos que podrán ser subvencionados van desde intervenciones para reducir desigualdades sociales en salud, (especialmente en colectivos más desfavorecidos y vulnerables) hasta la implantación de programas dirigidos a los principales problemas de salud pública, tales como la violencia y lesiones o la prevención de los problemas derivados del alcohol.