Según informó hoy el Gobierno cántabro, la Orden reguladora cubrirá las pérdidas agrarias en función de la localización territorial y la actividad productiva de las explotaciones afectadas.

La Consejería realizó un estudio, en el que se cuantificaron pérdidas ocasionadas en 2005. Para el caso de pastos y forrajes, se fijaron en el 50% en las Zonas Baja y Media de Cantabria, y el 53% en la Zona Alta.

En lo que se refiere a otros cultivos, las pérdidas fueron del 40% para el caso de los viveros al aire libre y del 45% para la huerta al aire libre y los cereales. Las pérdidas soportadas por la apicultura también fueron cuantiosas, valorándose entre el 50% y el 70%, según zonas.

El consejero, Jesús Oria, aseguró que "la Unión Europea no permite que se otorguen ayudas de Estado para indemnizar daños provocados por condiciones metereológicas adversas, salvo que éstas superen el 20% de pérdidas, sobre un año medio, en la zona de agricultura de montaña, y el 30%, en el resto del territorio".

De este modo, al superarse los límites establecidos, la Consejería "ha considerado oportuno implementar un sistema de ayudas a las explotaciones agrarias, con el fin de paliar en lo posible las pérdidas ocasionadas".