LAS GIRALDILLAS PRO-ETARRAS CUENTAN EN UN LIBRO COMO BOICOTEARON EL MUNDIAL DE SEVILLA
-Aseguran que ese tipo de acciones "dejan al enemigo con el culo al aire"
-Fueron absueltos el pasado mes de junio por el tribunal, que les juzgó sólo por desórdenes públicos
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Las "giraldillas" pro-etarras que boicotearon la inauguración de los Mundiales de Sevilla el 20 de agosto de 1999, durante un acto presidido por el Príncipe Don Felipe, relatan pormenorizadamente toda la operación en un opúsculo en el que se jactan de que estas acciones ("ekintzas") "dejan al enemigo con el culo al aire".
La asociación editora del libro, Ardi Beltza, una organización afín a HB, es la misma que publicó también recientemente un listado de policías sospechosos detorturas, después de que su difusión por Internet fuera prohibida por la Agencia de Protección de Datos (APD).
Las dos "giraldillas" y los demás participantes en el boicot del Mundial, salvo dos, quedaron absueltos de los cargos de desórdenes públicos en una sentencia dictada el pasado mes de junio por el Juzgado de lo Penal número 10 de Sevilla, que consideró que la acción fue "pacífica". Sólo salieron condenados Aitor Lazcano, castigado con seis meses de prisión por resistencia a la autoridad, y Manel Guemes, sentenciado a un año por atentado a un agente de la autoridad, al que mordió.
La juez alegó, entre otras cosas, que "el hecho de pertenecer los acusados a un grupo más o menos cercano, por razones familiares o ideológicas, a los presos que actualmente cumplen condena por sangrientos delitos que han conmovido a la sociedad no presupone, obviamente, su condena personal".
En el libro, escrito antes de la sentencia y al que tuvo acceso Servimedia, los autores del sabotaje (principalmente ls dos jóvenes que se disfrazaron de "giraldillas" y los que se descolgaron haciendo "rappel" con una pancarta en favor de los presos de ETA frente al palco del Príncipe), reflexionan precisamente sobre las ventajas de las "ekintzas", frente a otras formas de actuación.
"Es evidente", señalan, "que si utilizas la violencia les será más fácil silenciar o desvirtuar tu mensaje. Algo que les será mucho más difícil si te sirves de acciones pacíficas, pero llamativas, que conseguirán mejor proclamar la reivndicación, el contenido".
La recogida de datos para montar el sabotaje en el estadio incluyó métodos convencionales, como acceder a la información de acceso general a través de las páginas de Internet y de las oficinas de turismo de Sevilla, pero también entrando clandestinamente en el estadio, gracias a un golpe de suerte unido a un fallo en la seguridad, veinte días antes de la inauguración del Mundial.
Según su propio relato, eso ocurrió cuando dos de ellos (un chico y una chica) merodeaban po el estadio y un obrero les preguntó: "¿Queréis entrar a verlo", a lo que la chica contestó: "Pues la verdad, nos haría mucha ilusión. Sobre todo, a mi novio. Es atleta y... ya se sabe: como que le da morbo poder dar una vuelta en la pista antes de que empiece al campeonato. Ya que él no puede estar....' El hombre dejó la hormigonera y nos indicó con el brazo que adelante. Así de sencillo fue entrar a ver el estadio".
Una vez dentro, comprobaron que "en aquel momento andaban instalando el escenario. Eaminamos los caminos, los pasillos para llegar hasta él, y calculamos también las distancias. Los palcos, las gradas, la sala de prensa, las entradas (...) Debíamos esforzarnos a tope en registrar y luego recordar todo lo que viéramos en aquel rato allí dentro. Como si fuéramos unos turistas cualquiera, nos pusimos a hacer fotos a diestro y siniestro y a grabar con la cámara de video. Fue, de verdad, increiblemente fácil entrar allí y hacer lo que estábamos haciendo. Eso nos animó un montón. La 'ekintza' sría complicada, pero no imposible".
FACILIDADES PARA ENTRAR
Ya en el día de la inauguración, los miembros del grupo que portaban bolsas cargadas de material para hacer el "rappel" desde las gradas y para atarse uno de ellos al escenario, pudieron entrar sin problemas, ya que había un fuerte despliegue policial en las inmediaciones, pero no en las mismas puertas de entrada, en donde sólo se toparon con voluntarios amables y sonrientes, dentro de un ambiente de "muy buen humor".
Una vez dentro, cmprobaron que "en las gradas había un desmadre increible (...) Hasta dónde llegaría el desconcierto que uno del grupo, con la bolsa y todo, se metió en los servicios reservados para la organización y los de la seguridad, ¡al fondo de la sala donde trabajaba esa gente! Había cantidad de personal allí, venga a hablar por teléfono y por radio. Tampoco era cosa de quedarse ahí mucho tiempo. El compañero procedió a hacer sus necesidades y regresó a su puesto".
La entrada en el estadio fue todavía más fácilpara las dos jóvenes que se disfrazaron de "giraldillas", que llegaron hasta las inmediaciones del estadio en furgoneta y luego caminaron hasta él andando, entre los saludos de la gente, "representando el papel de los típicos aficionados gansos que luego salen en los periódicos y en la tele".
Entraron dentro del estadio con entradas normales de público y, cuando comenzó el espectáculo televisado, las dos "giraldillas" saltaron al escenario y descubrieron el eslogan con la leyenda "Repatriation bask prsoners", mientras otros tres miembros del grupo se descolgaban frente al palco que ocupaba el Príncipe con una pancarta que llevaba el mismo mensaje, otro se encadenaba al costado del escenario y dos más entregaban panfletos en la sala de prensa.
Este acto de sabotaje de los Mundiales de Atletismo, que se produjo durante la tregua de ETA, fue acogido favorablemente en su momento por los partidos nacionalistas vascos. El PNV, por boca de algunos de sus dirigentes, dijo primero que sus autores se merecín una "medalla de oro" y, cuando resultaron absueltos, aseguraron que la iniciativa resultó "imaginativa" y "simpática".
El grupo que montó el sabotaje pertenece a la asociación denominada "Solidarios con los presos" (Preso-ekin Elkartasun Kidean), que adopta deliberadamente una informalidad organizativa que dificulte la imputación de responsabilidades por sus repetidas acciones de sabotaje en favor de los presos.
A este respecto, el prólogo del libro señala abiertamente: "Preso-ekin Elkartasun Kdeak no es el nombre de un grupo. Ya hemos dicho que hay mucha gente en esa misma onda. Y eso nos ha conducido a realizar acciones bajo esa 'firma'. Es un sello. Así, el equipo que prepara una acción -que no siempre es el mismo- será el único responsable de lo que ocurra, para bien o para mal".
(SERVIMEDIA)
17 Sep 2000
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