GESCARTERA. EL JEFE COMERCIAL TAMBIEN SE CONSIDERA PERJUDICADO AL PERDER "AHORROS, PUESTO DE TRABAJO Y HONRA PROFESIONAL"

MADRID
SERVIMEDIA

José María Castro, jefe comercial de Gescartera, compareció hoy ante la comisión de investigación en el Congreso, donde, al igual que anteriores comparecientes, se presentó como uno de los perjudicados por el caso, ya que ha perdido sus "ahorros, puesto de trabajo y honra personal".

Castro relató que comenzó su actividad profesional en Gescartera en junio de 1999, invitado por Antnio Camacho, dueño de la sociedad, y después de haber sido despedido "injustamente" de su anterior puesto como director general de Obras Misionales Pontificias.

El directivo de Gescartera declaró que tanto él como todos los comerciales de la red que estaba a su cargo se sienten "muy disgustados" por la evolución de los hechos, ya que habían depositado sus ahorros en la sociedad y habían captado a familiares, amigos y conocidos para que lo hicieran.

Castro aseguró que se enteró de las irregularidaes en Gescartera "después de la intervención" de la CNMV, puesto que anteriormente nunca hubo denuncias de ningún cliente por anomalías, e incluso, una vez intervenida la sociedad, los comerciales seguían recibiendo interés de clientes por meter dinero en ella.

Reprochó a sus compañeros del área de gestión de Gescartera que no le hubieran comunicado nada sobre las anomalías a la red de comerciales, sobre todo sabiendo que los miembros de la red comercial arriesgaban inversiones personales y familiares

CAMACHO Y DE LA SERNA

En cuanto al poder de decisión en Gescartera, Castro consideró que siempre dependía de Antonio Camacho y el apoderado, José María Ruiz de la Serna. Sobre éste, con quien Castro despachaba "todos los días", dijo que es "un gran técnico y una gran persona" y que "suplía las carencias" de Camacho.

Según su descripción, Camacho y Ruiz de la Serna "decidían el tema de las inversiones", la presidenta, Pilar Giménez-Reyna, no entraba en esas cuestiones, mientras que Francisco Jaier Sierra y Salvador Alcaraz, procedente de la CNMV, completaban un grupo de cuatro personas que se reunía muy a menudo para tomar decisiones.

Castro también mostró su sorpresa por el hecho de que una persona que había investigado a Gescartera desde la CNMV, como era el caso de Ruiz de la Serna, después se incorporara al más alto nivel de gestión de esta empresa. Reiteró que el apoderado era una persona "muy preparada" y que conocía perfectamente el mercado de valores y la legislación, aunque tambiénmatizó que la última decisión siempre dependía de Camacho.

En cuanto a Camacho, relató que llevaba un alto nivel de vida, con buenos coches, escoltas y cambios frecuentes de vivienda y señaló que siempre sospechó que no tenía el título de abogado como decía "porque no lo tenía colgado en su despacho", y, sin embargo, "sí tenía una foto de su perro", bromeó.

LABOR COMERCIAL

El jefe comercial explicó que su cometido en Gescartera era "captar y mantener clientes" y coordinar la red comercial. A esos clientes les ofrecía tres productos: "renta fija, renta variable o fondos de inversión", pero nunca, afirmó, los denominados "depósitos estructurados".

En su labor comercial, Castro aportó alrededor de 40 clientes, con un volumen de 700 millones de pesetas, de los cuales 340 procedían de su propia familia, 150 millones del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME) y 50 de Manos Unidas. También participó en la captación de la empresa pública de tabacos Cetarsa.

Al final de su intervenció, Castro reflexionó sobre lo que ha podido suceder en este caso y expuso su hipótesis de que Camacho contaba con una "estructura externa" a la propia Gescartera para operar con ciertos clientes y gestionar plusvalías y, sobre todo, minusvalías y también que contaba con "cierto respaldo" desde fuera, aunque no pudo precisar a qué nivel.

(SERVIMEDIA)
21 Sep 2001
L