El jurado, presidido por Gabriela Torres, compositora y catedrática de Composición en la Universidad Nacional Autónoma de México, subrayó de George Benjamin que posee un “lenguaje musical muy personal y reconocible” con el que es “capaz de comunicar con el público de manera directa, sin renunciar a una factura rigurosa y detallista en todos los aspectos compositivos, destacando especialmente su dominio de la orquestación, la tímbrica y una arquitectura de la forma impecable”.

Con las cuatro óperas que ha compuesto, el jurado expuso que el galardonado “consigue modernizar el lenguaje operístico, proponiendo nuevas estructuras narrativas y manteniendo una dramaturgia emocional que conecta y conmueve al público del siglo XXI”.

Víctor García de Gomar, secretario del jurado y director artístico del Gran Teatre del Liceu, puso de manifiesto que “probablemente estamos hablando del nombre más representativo de la música contemporánea y que todavía está en un momento creativo importantísimo” y observó que “cada cuatro o cinco años está escribiendo una nueva ópera, y con esta cadencia y su enorme calidad, consigue que se genere esta expectativa”.

Con apenas siete años, George Benjamin ya había recibido una gran influencia musical por parte de su familia, muy melómana, aunque no de manera profesional. El pop de mediados de la década de 1960 era una pasión para él, transmitida por su hermana mayor, hasta que vio la película ‘Fantasía’ (1940), con la que “me quedé paralizado y me convertí, casi como si se tratara de una conversión religiosa, en un solo día, y no sólo me volví intolerante hacia cualquier otra música, sino casi hacia cualquier otra cosa en el mundo”.

Desde esa edad, siete años, comenzó a estudiar hasta forjar una trayectoria que le ha convertido en el compositor que es en la actualidad, en la que conformó una “pareja compositiva indisoluble” con Martin Crimp, compuso cuatro óperas y, en su condición de director de orquesta, ha incluido en su repertorio a Mozart, Schumann, Knussen, Abrahamsen, Wolfgang Rihm, Unsuk Chin, Gérard Grisey y György Ligeti.