El informe, realizado sobre 45 estaciones de servicio de 7 compañías diferentes en los alrededores de Madrid, señala que el tope máximo fijado antes de la liberalización para el gasóleo A de automoción era de 89,8 pesetas por litro, mientras que a finales del pasado mes de septiembre el precio medio que arroja el sondeo es de 96,1 pesetas.

Las asociaciones que espaldan la denuncia señalan que las diferencias de precios entre compañías son ridículas, en torno a una peseta, y se preguntan dónde está la eficacia pretendida por el Gobierno con la liberalización de precios de los combustibles.

Por su parte, fuentes de las petroleras consultadas por Servimedia aseguran que las razones del incremento del precio no están en la política comercial de las empresas, sino en el encarecimiento de los costes de la materia prima, su transformación y el deterioro del tipo d cambio de la peseta.

En Repsol y Cepsa, que aglutinan el 75% del mercado español, aseguran que la directiva comunitaria sobre especificaciones de los combustibles -en la que se exige una rebaja en el contenido de azufre del 0,2% al 0,05%- ha supuesto para el sector unas inversiones de unos 70.000 millones de pesetas en los últimos tres años, y esto empieza a trasladarse al precio del gasoil ahora que se está comercializando.

"Estamos ante un nuevo producto", afirman las petroleras, "que incurre n unos costes por exigencias legales medioambientales superiores a los que tenía el gasóleo con mayor contenido de azufre".

Además, agregaron, "los precios siguen acusando el encarecimiento del crudo Brent -Mar del Norte- y la escasez de producto ante la imposibilidad de recuperar la producción de la antigua Unión Soviética todo lo rápido que se requeriría con las inversiones que occidente viene anticipando desde hace años".

Pese a todo, insisten en Repsol y Cepsa, los precios medios de los gasólos se sitúan entre 2 y 3 pesetas por debajo del que tendrían si se mantuviera el sistema de precios máximos para este tipo de combustibles.