Clima
Los gases que atrapan el calor baten un nuevo récord histórico en 2022, según la ONU
- El CO2 atmosférico superó por primera vez el 50% por encima de la era preindustrial
- La última vez que hubo una concentración semejante de CO2 fue hace más de tres millones de años
- “Seguimos yendo en la dirección equivocada”, apunta la Organización Meteorológica Mundial
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Los niveles atmosféricos de los tres gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron el año pasado nuevos niveles récord y no se vislumbra el final de esta tendencia al alza.
Así se recoge en el último 'Boletín de gases de efecto invernadero', que publica anualmente la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y que esta agencia de la ONU especializada en el tiempo, el clima y el agua hizo público este miércoles, a 15 días de que comience la 28ª Cumbre del Clima -conocida como COP28- en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
Ese Boletín de la OMM -uno de los informes anuales más destacados de esta agencia- informa de las concentraciones atmosféricas de los gases de efecto invernadero de larga duración y no tiene nada que ver con las emisiones.
Se entiende por emisión la cantidad de gases que se liberan a la atmósfera y por concentración o abundancia atmosférica lo que se queda en la parte gaseosa de la Tierra tras la absorción de gases que realizan los océanos y la biosfera.
Las concentraciones medias mundiales de dióxido de carbono (CO2) -el gas de efecto invernadero más importante- se situaron el año pasado por primera vez un 50% por encima de la era preindustrial y han seguido creciendo en 2023.
No obstante, la tasa de crecimiento de las concentraciones de CO2 fue ligeramente inferior a la de 2021 y a la media de la década, según la OMM, probablemente porque los ecosistemas terrestres y el océano absorbieron más ese gas tras varios años con de un episodio climático de La Niña.
MENOS COMBUSTIBLES FÓSILES
Las concentraciones de metano también crecieron, y los niveles de óxido nitroso -el tercer gas principal- experimentaron el mayor aumento interanual jamás registrado.
El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, apuntó al respecto: “A pesar de décadas de advertencias de la comunidad científica, miles de páginas de informes y docenas de conferencias sobre el clima, seguimos yendo en la dirección equivocada".
Taalas añadió: "El nivel actual de concentraciones de gases de efecto invernadero nos pone en el camino de un aumento de las temperaturas muy por encima de los objetivos del Acuerdo de París para finales de este siglo. Esto irá acompañado de condiciones meteorológicas más extremas, como calor y lluvias intensas, derretimiento del hielo, aumento del nivel del mar y calor y acidificación de los océanos. Los costes socioeconómicos y ambientales se dispararán. Debemos reducir el consumo de combustibles fósiles con carácter de urgencia".
Poco menos de la mitad de las emisiones de CO2 permanecen en la atmósfera, mientras que son absorbidas algo más de una cuarta parte por el océano y algo menos de un 30% por ecosistemas terrestres como los bosques, aunque existe una considerable variabilidad de un año a otro.
Mientras continúen las emisiones, el CO2 seguirá acumulándose en la atmósfera, lo que provocará un aumento de la temperatura global, según la OMM. Dada la larga vida útil del dióxido de carbono, el nivel de temperatura ya observado persistirá durante varias décadas, incluso si las emisiones se reducen rápidamente a cero neto.
La última vez que la Tierra experimentó una concentración comparable de CO2 fue hace entre tres y cinco millones de años, cuando la temperatura era de dos a tres grados más cálida y el nivel del mar era entre 10 y 20 metros más alto que ahora.
"No existe una varita mágica para eliminar el exceso de dióxido de carbono de la atmósfera. Sin embargo, tenemos las herramientas para fortalecer nuestra comprensión de los factores que impulsan el cambio climático a través del nuevo Observatorio Mundial de los Gases de Efecto Invernadero de la OMM. Esto mejorará en gran medida las observaciones y el seguimiento sostenidos para apoyar objetivos climáticos más ambiciosos", indicó Taalas.
Entre 1990 y 2022, el efecto de calentamiento en el clima (conocido como forzamiento radiativo) por los gases de efecto invernadero de larga duración aumentó en un 49%, y el CO2 representó alrededor del 78% de ese incremento.
GAS POR GAS
El dióxido de carbono (CO2) es el principal gas de efecto invernadero de larga duración en la atmósfera relacionado con las actividades humanas, principalmente debido a la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento. Representa un 64% del efecto de calentamiento en el clima.
Las concentraciones promedio mundiales de CO2 alcanzaron un nuevo máximo anual de 417,9 ppm en 2022, lo que supone un 150% más respecto a los niveles preindustriales.
Las emisiones globales de CO2 se han recuperado tras los confinamientos obligados para frenar la covid-19 en 2020. Del total de emisiones de las actividades humanas durante el periodo 2011-2020, un 48% se acumularon en la atmósfera, un 26% en el océano y un 29% en tierra.
El metano (CH4) es el segundo gas de efecto invernadero de larga duración más importante, permanece en la atmósfera durante cerca de una década y contribuye en un 16% al forzamiento radiativo. Cerca del 40% que se emite a la atmósfera procede de fuentes naturales (por ejemplo, humedales y termitas), mientras que el 60% proviene de fuentes antropogénicas (cría de ganado, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y combustión de biomasa).
Desde 2007, la concentración de metano atmosférico en el planeta ha aumentado a un ritmo acelerado. Los incrementos anuales en 2020 y 2021 (15 y 18 partes por billón, respectivamente) son los más grandes desde que comenzó el registro sistemático en 1983.
La mayor contribución al renovado aumento del metano desde 2007 proviene de fuentes biogénicas, como humedales o arrozales.
El óxido nitroso (N2O), que agota la capa de ozono, es el tercer gas de efecto invernadero más importante. Se emite a la atmósfera desde fuentes naturales (el 57%) y antropogénicas (un 43%), como océanos, suelos, quema de biomasa, uso de fertilizantes y diversos procesos industriales. Representa un 7% del forzamiento radiativo de los gases de efecto invernadero de larga duración.
El aumento de 2021 a 2022 fue mayor que el observado en cualquier momento anterior del registro moderno.
(SERVIMEDIA)
15 Nov 2023
MGR/clc