Así lo confirmaron fuentes del departamento de Garzón después de recibir una carta por parte de dichas organizaciones en la que le solicitaban una reunión y manifestaban su “agrado” en torno a la iniciativa de “regular” la alimentación en los comedores escolares con el fin de que sea “saludable”.

“Nos parece una iniciativa acertada y necesaria para avanzar en patrones de consumo que potencien la salud y no pongan en peligro la vida”, sentenciaron, al tiempo que defendieron la “conveniencia” de “extrapolar” una “iniciativa paralela” a las “últimas etapas del ciclo vital”, en las que, recordaron, “la salud se manifiesta en una mayor fragilidad”.

En este sentido, apuntaron a la alimentación como “uno de los problemas más graves e importantes” que sufren los centros de personas mayores y con algún grado de dependencia, convencidas de que las empresas concesionarias del servicio “ahorran presupuesto en detrimento de la calidad y la cantidad de la materia prima” con la que elaboran las comidas que consumen los usuarios.

A este respecto, solicitaron que dichos menús sean, “ante todo, saludables y preparados con productos frescos de calidad”, así como “personalizados y adaptados” a las patologías de los residentes y que estén elaborados por nutricionistas.

COMEDORES ESCOLARES

El texto del proyecto de real decreto para fomentar una alimentación saludable y sostenible en comedores escolares que el Ministerio de Consumo sacó el día 15 a audiencia pública establece que, a partir de su aprobación, los menús de los centros educativos públicos, concertados y privados de segundo ciclo de Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato, Formación Profesional y Educación Especial deberán usar productos frescos y de temporada, fomentar la dieta mediterránea y reducir la sal en la elaboración de los platos, entre otros requisitos.

Entre los criterios nutricionales y de sostenibilidad que deberán seguir los comedores escolares, destaca el fomento de la dieta mediterránea basada en alimentos “frescos, de temporada y de proximidad”, así como de técnicas culinarias “saludables”, incluyendo horno, vapor o plancha “frente” a fritos o rebozados.

Además, deberán utilizar, al menos, un 45% de frutas y verduras “de temporada y proximidad” en la elaboración de los menús y aumentar, hasta un mínimo del 5%, los alimentos de producción ecológica, dando “prioridad” a aquellos cuya producción sea “respetuosa con el medio ambiente y el bienestar animal”.

Los centros educativos deberán apostar también por la “reducción” de sal, concentrados, potenciadores del sabor, salsas y azúcar en las preparaciones de sus comidas y utilizar AOVE para los aliños y aceite de oliva o aceite de girasol alto oleico para cocinar y freír.

Asimismo, deberán ofrecer menús “especiales” para atender las necesidades de aquellos alumnos con alergias o intolerancias así como de los que precisen de un menú adaptado por motivos culturales, éticos o religiosos.

El proyecto de real decreto también establece la obligación de ofrecer jarras de agua potable, del grifo, en las mesas de los comedores “salvo que no sea posible por motivos de suministro” así como de implementar medidas para la reducción de residuos y el desperdicio alimentario.

Su aprobación está prevista para el segundo semestre de 2023 y su objetivo es garantizar el acceso a una alimentación y nutrición “de calidad, saludable y sostenible” así como “elevar el nivel de protección de la salud de los escolares” e introducir criterios nutricionales y de sostenibilidad para la contratación, adquisición y oferta de alimentos y bebidas en los centros educativos.