García Vargas recordó que está retirado de la política, "pero he estado muchas veces en Bosnia y uno no puede negar negar su disponibilidad para atender un caso humanitario tan grave como éste".

El ex ministro de Defensa explicó que su trabajo consistirá en desplazarse a la zona para entrevistarse tanto con las autoridades de Crocia, Bosnia-Herzegovina y la Federación bosnio-croata para que se cumplan los acuerdos de paz de Dayton en lo que se refiere específicamente a esa zona.

Mostar es una ciudad de la ex Yugoslavia en la República de Bosnia-Herzegovina que fue asolada por la guerra entre croatas y musulmanes. Los 'cascos' azules fueron destinados desde el inicio de su despliegue a controlar esta localidad que ha quedado dividida en dos sectores muy diferenciados: la parte croata y la parte musulmana.

La misión de Garía Vargas será, según explicó él mismo, instar a las partes a que cumplan lo que han acordado en Dayton y lo que previamente acordaron con la Comunidad Europea, que fue celebrar elecciones, permitir la libertad de movimientos, permitir el retorno de los desplazados y refugiados y normalizar la ciudad constituyendo una policía unificada.

"Pienso que va a ser una paz difícil", estimó el ex ministro. "Una guerra genera muchos odios y eso se guarda en la memoria individual y colectiva. Creo que van a habe grupos minoritarios que se van a resistir a que la paz se imponga y la tentación de repartirse Bosnia, que ha existido siempre en la antigua Yugoslavia desde mediados del siglo XIX, probablemente resucite en algún momento".

"Pero ahí está la comunidad internacional para que eso no ocurra. En todo caso va a seruna paz que se va a imponer con muchas dificulates", apostilló García Vargas.