Durante una conferencia en la Universidad de Buenos Aires UCES, García-Escudero aseguró que "es de justicia que los nietos de aquellos ciudadanos españoles que, hace ya algunas décadas, tuvieron o quisieron salir de España por las razones que fueran, puedan ahora acceder a la plena nacionalidad que está en sus orígenes".

García-Escudero abogó por que esta concesión de nacionalidad pierda su carácter extraordinario y se convierta en una norma estable contenida en el Código Civil.

"Quienes tuvieron que pasar en su día por el amargo e injusto trago del exilio, se merecen todo nuestro reconocimiento y, en la medida de lo posible, la reparación histórica de su daño. Pero esta reparación, que es de justicia, no debe mezclarse con lo que, insisto, debe ser un derecho para los descendientes de españoles, incondicionado a fechas o razones de su salida de España", dijo.

El jefe de los senadores populares reconoció que la Constitución de 1978, que el próximo sábado cumplirá 30 años, es el "hito fundamental del proceso de transición a la democracia en España".

A su juicio, el texto constitucional es el resultado de "dos siglos de pruebas y errores, de expectativas y de frustraciones" y "la bisagra que articula el recorrido histórico de la democracia liberal en España".

No obstante, insistió en que la Constitución de 1978 "no es un punto de llegada, sino, bien al contrario, de salida hacia el futuro. Un futuro de democracia, de libertades, que los españoles hemos ido construyendo durante las últimas tres décadas. Y que debemos seguir construyendo todos juntos".

Para el portavoz popular, la ley de leyes es el éxito colectivo de una sociedad entera. "Si fuimos capaces de consolidarla, fue, sencillamente, porque, esta vez sí, supimos superar los extremismos y actuar con pragmatismo e inteligencia. Esta vez, a diferencia de tanta otras en nuestra Historia anterior, podemos decir que la sensatez se impuso a la exageración", añadió.

En el sentido contrario, señaló como los principales peligros para esta Constitución de éxito al dogmatismo, al maximalismo o al adanismo. Por esta razón, abogó por que "no olvidemos jamás lo que fuimos capaces de construir, todos juntos, trabajando en la misma dirección, hace tres décadas. Lo que hicimos restañando viejas heridas. Lo que hicimos sin rencores y sin revanchismos, con espíritu de reconciliación".