En declaraciones en los pasillos de la Cámara, el portavoz del Grupo Parlamentario del PP insistió en que las cuentas que llegaron del Congreso eran "un desmadre", fruto del "oportunismo" y del "mercadeo" político entre el Grupo Parlamentario Socialista, que sustenta al Gobierno, y los grupos minoritarios de la Cámara para conseguir su apoyo al proyecto de ley.

Agregó que con esta decisión de final de legislatura, el Senado castiga la "política electoralista" del Gobierno, y dijo que la "sensación de debilidad" del Ejecutivo es patente y no cree que tenga "mucho margen de maniobra" para que se aprueben los Presupuestos en el Congreso.

A su juicio, se va a plantear un problema la próxima semana en la Cámara Baja, cuando los diputados tengan que levantar el veto del Senado. Aseguró que los Presupuestos llegaron a la Cámara Alta "descuadrados", con un desfase de 200 millones de euros, que el Gobierno quería arreglar a su paso por el Senado, lo que no ha podido hacer porque ha prosperado el veto de CiU.

"La legislatura termina en el Senado como empezó: con un rechazo a los Presupuestos del Gobierno. En 2005, los Presupuestos fueron rechazados, se le enseñó una tarjeta amarilla al Gobierno. Hoy se le ha enseñado una segunda tarjeta amarilla, y dos tarjetas amarillas, en fútbol, significan una tarjeta roja", dijo el portavoz del PP.