Estas escuetas palabras fueron lo único que pudieron arrancarle de los labios los pocos periodistas que, dos horas después de la ceremonia, quedaban a la puerta de la madrileña Casa de la Panadería, en la plaza Mayor.

La ceremonia estuvo cerrada a la gran mayoría de los medios de comunicación congregados. Fue breve y, al concluir, se ofreció un cóctel a los invitados que, después, se desplazaron a otro lugar para celebrar el banquete.

El Salón Real de la Casa de la Panadería reunió a algo más de setenta invitados, y estuvo decorado con varios centros de flores blancas.

Los novios vistieron frac oscuro, con corbatas color azul aguamarina (el coordinador del Grupo de Lesbianas y Gays del PP, Javier Gómez) y salmón (Manuel Ródenas).

Acabado el acto, los ya casados se dieron un beso tan discreto que casi pasó desapercibido, y abrazaron a su compañero de partido y oficiante de la ceremonia, su amigo Alberto Ruiz Gallardón.

Poco después, el matrimonio salió al balcón del edificio para saludar a la prensa congregada en la plaza Mayor, y se dieron un beso más efusivo, a petición de los periodistas.

Finalmente, Gómez y Ródenas salieron del cóctel para hacer unas delcaraciones a los medios y pidieron a los camareros que invitaran a una bebida a los periodistas, que esperaban bajo el sol de la tarde de julio.