Los cadáveres de los dos jóvenes son, a juicio de Aoiz, la demostración del "odio visceral que se tiene a este pueblo, el odio que se convierte en orgía de sangre cuando los políticos deciden dar rienda suelta a sus mercenarios".

En su escrito, Aoizseñala a Felipe González y a Ramón Jáuregui como las personas que ordenaron la comisión de los crímenes realizados por los GAL, y a la Guardia Civil como la autora de los mismos.

Considera que es "innegable" la responsabilidad en la "guerra sucia y la represión" tanto de quienes "la practican directamente como de quienes la ordenan y la encubren".

En este sentido, afirmó que los políticos que "han avalado y aplaudido" la estrategia antiterrorista, "no tienen credibilidad en su actual pose de indinación", puesto que, a su juicio, conocían la práctica de torturas por parte de la Guardia Civil.

Aoiz asegura que si la clase política "quiere lavar la sangre que les mancha las manos debe elegir el camino del castigo a todos los culpables".

Agrega que las palabras de Xabier Arzallus, en las que decía que HB estaba "radiante" por estos hechos, es una prueba de la "baja catadura moral de quienes han sabido siempre en qué consisten la represión y la guerra sucia y, a pesar de ello, la han impulsad".

Aoiz coloca en su "bando" a los dos presuntos miembros de ETA asesinados, y en el "bando" de "Arzallus, de los pactos y del Estado" a los "torturadores y asesinos".