"Un proceso penal es una cosa compleja que tienesu tiempo, tiene su momento, tiene su ritmo y tiene su desenlace, pero no es un espectáculo taurino, en el que cada lance, cada pase tenga que se comentado por todo el mundo, y unos aplaudan y otros silben. No es propio de un proceso", dijo.

Para Rodríguez Arribas, un proceso penal tiene que ser observado con paciencia y con un "exquisito cuidado" para no rozar los que a su juicio son los dos grandes valores de una instrucción y que han de ser respetados "a ultranza": la independencia del tribunal y e principio de la presunción de inocencia.

En su opinión, la mejor contribución a esos dos valores es el silencio, para dejar que la instrucción se desarrolle con tranquilidad y sin pausa, dejando las valoraciones concretas y razonadas para el momento del desenlace final.

Por otra parte, Rodríguez Arribas se mostró de acuerdo con las palabras pronunciadas ayer en Mallorca por el presidente del Gobierno, Felipe González, en las que pidió al Supremo que anteponga el rigor a la celeridad en el `caso AL'.

"Es una manifestación completamente razonable", dijo a Servimedia. "Las cosas urgentes deben resolverse sin parar pero la prisa nunca es buena para nada, casa cosa tiene su ritmo".