Amedo y Domínguez cumplían su condena, desde el 26 de julio de 1994, en régimen de tercer grado penitenciario, de forma que tenían que dormir en prisión cuatro noches por semana, de lunes a jueves.

Tras mostrar su disponibilidad para colaborar con el juez Garzón en el esclarecimiento del secuestro del empresario Marey, el magistrado les concedió un "permiso extraordinario indefinido por razones de seguridad", por el que se les eximía e dormir en la cárcel, aunque sí tienen que presentarse en el centro penitenciario todos los días para dejar constancia de su permanencia en el país.

Además, el permiso especial les obliga a pasar las noches de los lunes, martes, miércoles y jueves, de doce de la noche a siete de la mañana, en sus domicilios.

Para preservar su seguridad, Amedo y Domínguez cuentan como máximo con ocho escoltas policiales, aunque habitualmente les acompañan un conductor y cuatro policías fijos.

Los agentes encrgados de su protección, que para su trabajo cuentan con un parque móvil de tres o cuatro coches con sus correspondientes equipos, no tienen horario fijo, ya que éstes depende de las necesidades, viajes, desplazamientos y salidas nocturnas de los ex policías.