Anteriormente, en diciembre de 1984, Amedo trajo a Madrid a un francés, que luego resultó ser el mercenario Jean Philippe Labade, porque quería ofrecerse para labores de información y búsqueda de confidentes para desarrollarla.

Alvarez recuerda que, en unión de los policías Miguel Planchuelo y José Amedo, se entrevistó con Labade, que les pidió cobertura para desplazarse a Andorra, donde pemanecería un tiempo antes de comenzar con las labores de información.

Alvarez accedió y recuerda que le dio un sobre con una cantidad de dinero de los fondos reservados "que debía ser la justa para el viaje y poco más, y ordenó a Amedo que lo acompañara hasta Andorra". Preguntado si esta entrevista se produjo en el Hotel Villamagna de Madrid, contestó que es posible.

También recordó Alvarez ante Garzón que, en diciembre de 1986 Planchuelo le informó que Amedo se había desplazado a Portugal, que hbía contactado con los portugueses, y que también había participado en ello Labade, y que se ofrecían a montar una estructura de información en el sur de Francia.

Cuando supo que se habían producido los atentados de Batxoki y Consolation, y que al parecer habían intervenido estos portugueses, Francisco Alvarez hizo un comentario a Julián Sancristóbal de que le daba la impresión que estos individuos se habían prestado a un doble juego, teniendo la sensación de que Amedo y Domínguez habían sido utilizads como conejillos de indias.

"Preguntado para que manifieste qué quiere decir, dice que tiene la convicción de que los portugueses fueron utilizados por otros servicios, en concreto por el CESID, para ejecutar los atentados y a la vez aprovechando el servicio que Amedo y Domínguez habían realizado para labores de información", según el sumario.

Cuando el juez le pregunta si puede proporcionar algún nombre más relacionado con este atentado, Alvarez dice que no, que lo único que puede decir es que l que había sido responsable del CESID en Euskadi, el coronel Jesús Manuel Diego de Somonte, era muy amigo de Amedo.