A su juicio, "las consideraciones de Fungairiño constituyen un insulto a los demócratas de Argentina, de Chile y de España, así como una afrenta a las vítimas y a los familiares de los asesinados, desaparecidos y torturados, entre ellos muchos ciudadanos de origen español, por los responsables de aquellos regímenes militares que convirtieron el Cono Sur latinoamericano en un enorme campo de concentración".

Añadió que "en democracia alguien que se permite afirmar que los golpistas trataron de subsanar las deficiencias constitucionales que allí existían no debe permanecer ni un solo minuto más en un cargo institucional, y menos aún en el muy significatio puesto de fiscal jefe de la Audiencia Nacional".