En la inauguración de la Jornada sobre las Fundaciones Tutelares, Teresa Rey Barreiro-Meiro resaltó la trascendencia social de los profesionales de esta fundación, dedicada a prestar apyo a personas incapacitadas.

A través de las fundaciones tutelares, las personas con incapacidades disponen de un tutor que trabaja a favor de su mejora, tanto a nivel personal como social, con un seguimiento de su situación y que ofrece todo tipo de asesoramiento en la administración de los bienes del tutelado.

Además, estos profesionales inciden en la sensibilización del entorno familiar y social para favorecer la integración de las personas con especial dificultad para relacionarse.

En ese sentido, existen en Galicia diferentes entidades como las fundaciones Sálvora, Aspronaga o San Rosendo, que, junto con la Fundación Galega para la Tutela de Adultos, colaboran en los servicios sociales para incrementar la calidad de vida de las persona con demencia senil y con trastorno o atraso mental, que no tienen quienes los atienda.

Asimismo, Funga creó el pasado año la figura del delegado tutelar, a fin de evitar el asilamiento de las personas incapacitadas y desarraigadas de su entorno familir y social. Se trata de un voluntario que, bajo la tutela de Funga, participa de manera activa en la vida de los tutelados en favor de su inserción social.