Aznar acudía a una recepción de honor, ofrecida por la alcaldesa de la ciudad, Luisa Fernanda Rudi, dentro de la visita que el viernes y el sábado Aznar y su esposa, Ana Botella, realizan a Zaragoza y a la localidad turolense de Albarracín.

Los funcionarios organizaron la pitada para protestar por la congelación de sus retribuciones en los Presupuestos del Estado para 1997, en respuesta a una convocatoria de los sindicatos UGT y CCOO.

Aznar y su esposa habían llegado a Zaragoza hacia la siete de la tarde en un helicóptero procedente de Madrid. Ya en la ciudad, y mientras el presidente del Gobierno asistía a un acto de celebración del décimo aniversario del Real Instituto de Estudios Europeos, donde le fue entregada la medalla de plata de este organismo, Ana Botella giraba una breve visita al Rastrillo benéfico instalado en el Auditorio Municipal y saludaba a la esposa del presidente de las Cortes de Aragón, Purificación Lázaro, que se hallaba al frente de uno de los stands.

Para mañna, sábado, está prevista la asistencia de José María Aznar a un desayuno de trabajo, donde departirá con representantes del Partido Popular y del Partido Aragonés. Esta segunda formación gobierna en coalición con el PP la comunidad autónoma y alguno de sus sectores se ha mostrado molesto por los resultados de la reciente ampliación del Estatuto de Autonomía.