De esta manera, el objetivo de reducción se debería fijar en el 1,1% del PIB, frente al 1,6% previsto por el Gobierno. Labora argumenta que la disminución contenida en los Presupuestos se basa en una predicción optimista de crecimiento y en el ahorro de gastos financieros por la caída de los tipos de interés.

Sostiene que esta política no hará que varíe el déficit estructural primario. "1999 sería un año en el que este déficit debería mejorar para mantener la estabilidad macroeconómica ante la pérdida de margen de actuación de la política monetaria", explica.

Laborda confía en que, al menos, el objetivo oficial se cumla, "aunque los ingresos públicos sean menores de los previstos a causa del menor crecimiento de la economía y, posiblemente, del mayor impacto sobre la recaudación de la rebaja del IRPF respecto al anunciado oficialmente".

Añade que el fuerte impulso del consumo privado y la recuperación de los países afectados por la crisis permitirá que la fase expansiva de nuestra economía continúe más allá de este año, "si bien a menor ritmo".

Cifra el aumento de la demanda interna en un 5,1%, casi medio puno más que en 1998. Esto compensará la desaceleración de las exportaciones. De todo ello se deriva una contribución negativa del sector exterior al crecimiento de un 1,7%.