La operación se ha llevado a cabo en la aduana fluvial de Gennevilliers, donde el producto no pasó la inspección reglamentaria. Los ositos eran transportados en cajas con el sello "CE" que señala su conformidad con la normativa eurpea, pero iban acompañados de un estudio de laboratorio que emitía una reserva sobre su seguridad.

Los servicios de la aduana comprobaron el producto y constataron que los muñecos portaban unos botones susceptibles de ser arrancados y tragados por los bebés. El cargamento, de ocho toneladas de peso y un valor declarado de 500.000 francos (12,6 millones de pesetas), permanece detenido en las dependencias de la aduana.

Aunque el producto no estaba destinado a la venta sino a una campaña de promoció, el cargamento sólo podrá ser recuperado por su destinatario si se compromete a subsanar el problema de seguridad que presenta. Si no es así, los ositos deberán ser incinerados.