Según las conclusiones provisionales del fiscal, Urdain Cirízar participó junto a "Kubati" y "Fermín", condenados ya por estos hechos, en un atentando contra una patrulla de la Guardia Civil en Zarauz, el 28 de junio de 1986, en el que murió un agente y otos 7 resultaron heridos.

Los terroristas prepararon para ello una carga explosiva en el punto kilométrico 22,500 de la carretera Zarauz-Irieta y una segunda tanda de explosivos como trampa escondida entre la maleza a unos 90 metros de la calzada.

Al paso de la patrulla, compuesta de dos vehículos, los etarras activaron la primera carga hiriendo de diversa consideración a los seis ocupantes del primer furgón.

Tal y como estaba previsto, los guardias que viajaban en el segundo automóvil se aperon inmediatamente para inspeccionar los alrededores. Ramón Perona pisó sin percatarse el cable del segundo explosivo, que se accionó causándole la muerte instantánea.

El fiscal estima que estos hechos constituyen un delito de atentado con resultado de muerte y siete delitos de asesinato frustrado, por los que pide penas que alcanzan los 197 años de cárcel.

SEGUNDO ATENTADO

El mismo día, Urdain Cirízar será juzgado por su participación en un atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil e Villafranca de Ordizia, el 26 de julio de 1986.

Según las acusaciones, los etarras robaron a punta de pistola un vehículo y dejaron a su propietario encadenado a un árbol en un monte cercano a la Ermita de San Martín de Loinaz, en el término municipal de Beasín. El detenido fue liberado al día siguiente por unos monjes que pasaban por las proximidades de forma casual.

Después de abandonar a la víctima, Urdain, que iba acompañado de "Kubati" y "Fermín", colocaron en el vehículo sustraido una carg de 10 kilos de amonal, 1,5 kilos de dinamita y 500 gramos de exolita.

Según el plan previsto, el procesado y "Kubati" dispararon varias granadas contra el acuartelamiento, de las que 5 impactaron en la zona de viviendas y otras 5 en las cercanías, hiriendo a dos agentes.

Mientras, "Fermín" esperaba cerca del coche-bomba, aparcado en las proximidades, para activarlo al paso de alguno de los vehículos de la Guardia Civil que acudieran a la casa cuartel, pero el sistema falló por lo que abandonó ellugar de forma inmediata.

La mujer del propietario del vehículo encontró el coche y lo trasladó hasta su domicilio ignorando que llevaba explosivos en el maletero hasta que horas después, tras la liberación de su marido, fueron desactivados por especialistas.

Para el fiscal, los hechos constituyen delitos de atentado frustrado, atentado con resultado de lesiones y daños, asesinato frustrado, detención ilegal y utilización ilegítima de vehículo de motor, por los que pide 73 años de cárcel para el rocesado en concepto de autor.