Los hechos, que fueron juzgados hoy en Málaga, se remontan a 1987, cuando Salvador Cebrián fue acusado por varios presos de solicitar diversas cantidades económicas a los reclusos, a cambio de favores especiales en el interior del centro penitenciario.

Según las conclusiones del fiscal del caso, el inculpado recibía importantes sumas económicas a cambio de posibilitar el cambo a módulos mejores, impedir el traslado a otros centros penitenciarios, así como favorecer la situación interna de los penados.

A lo largo del interrogatorio, Salvador Cebrián, que se encuentra separado del servicio tras la resolución de un expediente disciplinario, negó su implicación en los hechos juzgados y manifestó que todo obedece a una invención del director de la prisión provincial, Manuel Pérez Flores.

A la vista oral de la causa, que con anterioridad se suspendió en tres ocasiones, no sistieron la mayoría de los testigos, en gran parte reclusos extranjeros que supuestamente fueron extorsionados, y que no han podido ser localizados por la Justicia española.

En el banquillo de los acusados también estuvo la mujer del funcionario acusado de cohecho y extorsión, porque, según la Fiscalía, figura como relacionada en la receptación del dinero solicitado por su marido.