El filósofo tuvo como alumna a la rena Sofía ---------------------------------------------
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La soberbia es el pecado que lleva al hombre a querer relacionarse más con los dioses que con los animales, y es la religión la que nos emparenta excesivamente con ese mundo celestial, según afirmó hoy el filósofo José Luis López Araguren.
El profesor de Etica intervino comoconferenciante en el curso de verano "La actitud del hombre frente a los animales", que esta semana organiza la Universidad Complutense de Madrid en El Escorial. La reina Sofía asistió a su clase, como alumna de excepción.
Aranguren manifestó que, con el paso del tiempo, el hombre ha ido dejando de ser el centro del Universo y la semejanza entre los humanos y los animales es cada vez más patente.
Los animales, dijo, pueden aprender a parecerse mucho más a los seres humanos de lo que se piensa, y uso como ejemplo el caso de los chimpancés, que pueden llegar a aprender cosas que antes considerábamos exclusivamente humanas. En su opinión, la risa, el llanto y la alegría no son sentimientos exclusivamente humanos.
El conferenciante también destacó la cultura objetual instrumental como otro de los valores que se deben reconocer al animal. "Cultura como forma de encontrar los elementos útiles que necesita para su supervivencia", explicó.
A su juicio, la diferencia que estriba entre el género hmano y el animal es la relación que cada uno de ellos mantiene con el medio que le rodea.
Respecto a la naturaleza, el hombre mantiene una relación positiva, en cuanto que puede desarrollarla, y al mismo tiempo, destructiva. El animal no la mejora ni la cultiva, pero es incapaz de dañarla.
CIUDADES DESTRUCTIVAS
López Aranguren dijo que la creación de las ciudades actuales responde a unos comportamientos antinaturales del hombre, cuyas consecuencias tiene que pagar también el animal.
Rechaz las corridas de toros y todas aquellas fiestas que toman al animal como medio de diversión. A los espectáculos taurinos, los tachó de "festejos repugnantes que ni siquieran toman al toro en serio".
Se refirió al ecologismo como un movimiento religioso que predica un comportamiento animalista, es decir, de proximidad entre los mundos humano y animal.
Terminó su intervención con palabras de Pascal, diciendo que "el hombre no es ni ángel ni animal". Su comportamiento, explicó, aunque puede ser mejo que el del animal, también corre el riesgo de lo contrario.
(SERVIMEDIA)
15 Jul 1991
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