Así lo demandó en un comunicado emitido coincidiendo con la conmemoración, este martes, del Día Nacional Sin Juego de Azar, y en el que hizo una “llamada urgente a toda la sociedad”, aprovechando esta fecha, para recordar que “luchar” contra las adicciones “no es solo una responsabilidad de quienes conviven con la adicción al juego y los problemas asociados a ella”.

“El punto de mira de la responsabilidad también debe ponerse, de forma especial, en las instituciones públicas, que tienen los recursos, las herramientas y el deber de educar e informar a la sociedad de los riesgos a los que se enfrenta”, abundó.

A este respecto, estimó que el “enfoque” debe estar en la prevención desde Primaria y en activar políticas de educación a edades tempranas en materia de adicciones comportamentales, dado que, subrayó, esta etapa “es cuando se comienza a tomar contacto con las tecnologías y los videojuegos, muchas veces con escasa supervisión y tiempo de uso incontrolado”.

“La falta de información y de formación permite que el riesgo de la adicción se vaya instaurando silenciosamente en las casas de miles de familias”, advirtió, al tiempo que aseveró que, “si somos capaces de formar, dotarnos de estrategias asertivas y damos información de los peligros del juego a nuestros hijos e hijas, evitaremos una situación adictiva”.

SERIEDAD DEL PROBLEMA

En este contexto, Fejar alertó de que “los datos subrayan la seriedad del problema” y agregó que, del estudio de las personas en tratamiento por trastorno por juego en la federación, “se observa que sus inicios fueron en la adolescencia por aprendizaje y/o por imitación”.

“Esta es la razón que debe hacer reflexionar a la sociedad de la importancia de actuar en edades tempranas, dotando a los jóvenes de estrategias para afrontar que convivimos en una sociedad que banaliza los problemas sin asumir o percatarse de las consecuencias negativas que acarrean los juegos de azar”, añadió.

Junto a ello, puntualizó que la adicción “no avisa y, cuando salta la alarma, no solo afecta al jugador o a la jugadora. Por extensión, a toda la familia, amistades y entornos más próximos a ellos”.

“La adicción al juego no entiende de edades. Las entidades vinculadas a Fejar constatan este problema, día a día y con datos, tanto en el creciente número de personas que acuden a sus instalaciones pidiendo ayuda como en los centros escolares en los que desenvuelven sus propios programas de formación”, sentenció.

INFORMACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN

Por todo ello, apeló a la información y a la “sensibilización” para “protegerse” y para abordar los posibles “peligros” del juego de azar y recalcó que, “aunque el juego puede parecer inofensivo, es un peligro potencial sin programas de prevención, educación, información y consumo responsable”.

No obstante, defendió que este Día Nacional Sin Juego de Azar “sirve también para lanzar un mensaje positivo”, convencida de que el “esfuerzo” de la prevención “genera concienciación” y, de ahí, la “importancia de que cada persona tenga un papel activo para romper con los estigmas asociados al juego de azar”. “Para reducir la prevalencia de personas con trastorno de juego, no puede haber duda en que la mejor estrategia es la prevención primaria, en edades iniciales”, apostilló.

En segundo lugar, advirtió de que promover el “uso responsable” desde edades tempranas “reduce importantes costes sociales y sanitarios”, por lo que juzgó “necesario” trasladar a la sociedad el mensaje de que la adicción al juego “es una enfermedad, que puede ser tratada y superada con apoyo adecuado”. “Fomentar la prevención sobre los riesgos del juego ayuda a construir una sociedad sana, inteligente, consciente, juiciosa y sensata”, aseveró.

“Los enfermos del juego tienen que saber que no están solos y que se les puede apoyar para salir de su problema de su adicción acudiendo a los centros especializados adscritos a Fejar, en donde recibirán un tratamiento a medida para superar su enfermedad”, resolvió, al tiempo que quiso “reafirmar” su “compromiso” de “seguir trabajando” en la creación de entornos “más saludables y seguros” y “minimizar” el “impacto” de los posibles problemas asociados al juego.