Según FEDACE, el daño que provoca el accidente cerebral requiere una coordinación eficaz de las actuaciones asistenciales y rehabilitadoras de todas las especialidades implicadas; así, cada unidad necesita especialistas en Neurocirugía, Neurología, Psiquiatría, Psicología Clínica- Neuropsicología, Rehabilitación, Logopedia, Terapia Ocupacional, Trabajo Social y Enfermería Especializada.

El presidente de FEDACE, Máximo Abete, insiste en que "el daño cerebral es una realidad con dimensiones sociales, sanitarias y económicas en constante crecimiento", y explica que los avances en el ámbito sanitario posibilitan que cada vez se salven más vidas en las unidades hospitalarias, pero al finalizar el periodo hospitalario se inicia un proceso de rehabilitación largo y complejo.

Por este motivo,FEDACE considera que "es obligación de las instituciones públicas prevenir su crecimiento y disponer recursos sanitarios y sociales proporcionales a la grave dimensión que ya alcanza el daño cerebral".

El presidente de la Federación indica también que el daño cerebral genera, con frecuencia, discapacidades permanentes en las personas que lo sufren, que requieren necesidades especiales de apoyo.

"Es fundamental que las instituciones públicas proporcionen el acceso a recursos y apoyos adecuados a sus necesidades y posibilidades, especialmente en vivienda adaptada y protegida, transporte y acceso a la participación en las actividades sociales", concluye.

La lesión cerebral de origen interno más común es el infarto cerebral (Ictus) y cada año más de 30.000 españoles quedan discapacitados por esta lesión.

Según el informe de "Impacto social de los enfermos dependientes por Ictus", coordinado por la catedrática de Sociología, María Angeles Durán, en 2004, el 80% de los enfermos que sobreviven a un ictus padecen secuelas físicas, el 45% físicas y mentales, y el 57% mentales. Más del 80% de estos pacientes no pueden quedarse solos más de dos horas al día, el 93% son dependientes para el aseo, el 87% para vestirse y el 65% para moverse.