Piqué pidió que en materia de política de inmigración impere "el sentido común y la sensatez por parte de todos", de manera que la reforma que realice con el mayor consenso político.

A su juicio, el fenómeno e la inmigración no debe ser visto como un problema, sino como una oportunidad para todos los países europeos, cuyas sociedades sufren un alto grado de envejecimiento y por tanto necesitan mano de obra extranjera.

Por ello, dijo, "hay que tener una actitud abierta y generosa, que es perfectametne compatible con las necesidades que las sociedades europeas van a tener y con el respeto de todos los derechos y libertades de los inmigrantes y de los ciudadanos europeos".