La mejor manera de luchar contra la "distancia social" que se ha generado en torno a los afectados por este tipo de enfermedades mentales, según la Asociación Mundial de Psiquiatría, pasa por "educar, protestar y relacionarse con esquizofrénicos", con el fin de conocer en profundidad los síntomas de la enfermedad.

Gaebel definió a los discriminados por este distanciamiento como "extranjeros", puesto que la sociedad los ve como algo diferente, lo que "no genera un contacto social apropiado" para solucionar este tipo de trastornos mentales, que se acaban convirtiendo en "estigmas".

De este modo, explicó que en la actualidad se están desarrollando unos programas "antiestigmas" para evitar este distanciamiento de las personas esquizofrénicas, en los que la juventud tiene un papel muy importante, ya que "tienen el disco duro libre", que les permite aprender cosas nuevas y experimentar nuevas vivencias.

Uno de los principales problemas con los que tiene que luchar este tipo de programas es el "desconocimiento" por parte de la sociedad, lo que supone un lastre, puesto que la evaluación de los efectos de las actuaciones que se generan a raíz de estos programas "son muy importantes" para seguir avanzando hacia una mejor calidad de vida de todas las personas que desarrollan este tipo de enfermedad mental.

Con esta idea entronca lo que Gaebel denominó como la "deshospitalización" de los esquizofrénicos, un intento de hacer que realicen una vida normal en un entorno normal, eso sí, con la asistencia y los fármacos necesarios, y para que ellos mismos no se dirijan por su propio pie a la "distancia social" mencionada.