El plan se basa en un estudio sobre las posibilidades que tienen algunos sectores productivos en el mercado japonés y destaca el concepto erróne que tienen los empresarios nacionales sobre la rentabilidad de vender sus artículos en aquel país.

Así, los responsables de las relaciones comerciales entre España y Japón señalan que de un total de 97 sectores analizados, 6 presentan un potencial muy alto de fácil penetración en aquel país.

Estos sectores son el de bebidas alcohólicas, cuero, prendas de vestir, calzado, joyería y muebles, que, según las mismas fuentes, tienen escasa implantación en Japón, a pesar del interés mostrado por alguno empresarios japoneses de la distribución en disponer de importaciones de estos productos.

Aunque estos sectores, según el estudio, son los que ofrecen unas garantías casi de pleno éxito comercial, hay otros que pueden aprovechar la campaña promocional que ha supuesto la celebración en España de los Juegos Olímpicos y de la Expo para lograr una introducción importante de sus producciones.

En este último apartado figuran las producciones españolas de pescado, especias, aceites, confitería de azúca, conservas vegetales, mármol y granito, química inorgánica y orgánica, perfumería, madera, libros y revistas, algodón, alfombras, piedra manufacturada, artículos deportivos y objetos de arte.

Hay otros sectores que, aunque no tienen la misma posibilidad de penetración comercial que los citados, sí podrían lograr una salida airosa a parte de sus "stocks" productivos con una buena campaña de "marketing", ya que no tienen todo en contra.

Es el caso de productos españoles como la leche, plantas, frua y verduras, conservas de pescado, confitería de cacao, colorantes, pieles, corcho, papel y cartón, lana y otros tejidos especiales como el punto, cerámica, vidrio, artículos de fundición, aluminio, ferretería, metales manufacturados, maquinaria eléctrica y mecánica, automóviles, aviones, barcos y armas.

Entre las razones, que según los expertos, motivan el interés por el mercado japonés están los signos de fortaleza que sigue mostrando la economía nipona a pesar de la recesión económica mundial, conuna previsión de crecimiento de su Produto Interior Bruto (PIB) del 2,5 por cien, cifra muy respetable si se tiene en cuenta su elevada renta "per capita".

Además, los productos españoles pueden aprovecharse de una imagen de país en desarrollo capaz de organizar la Expo y los Juegos Olímpicos, así como del tirón de lo español en el extranjero y de la receptividad de los japoneses hacia todo lo que proviene de occidente, sobre todo en lo referente a la alimentación y el vestido.

Aunque este comporamiento del consumidor nipón, añade el estudio, ha variado como consecuencia de los efectos de la recesión mundial, sigue teniendo capacidad para adquirir productos con el marchamo occidental y diferenciado sin un precio exagerado o perteneciente a una gran marca mundial.