Esta es una de las ideas centrales en la que giró el debate ‘Soluciones habitacionales para los sénior’, organizado por el Centro de Investigación Ageingnomics de la Fundación Mapfre y celebrado este martes en Madrid.

El debate fue presentado Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics, y moderado por Iñaki Ortega, doctor en Economía, profesor y consejero asesor de esta entidad.

Los expertos, pertenecientes al urbanismo, la arquitectura, el envejecimiento y el sector asegurador, apuntaron que entre las prioridades de las personas mayores están los centros que no segreguen, con ambientes que favorezcan el encuentro y desde donde sea fácil acceder a los servicios sanitarios y sociales, especialmente para quienes que puedan llegar a tener una situación de dependencia.

Los mayores también demandan ciudades más amables, no se sientan excluidos y aislados, donde puedan convivir con personas de otras generaciones, puedan seguir llevando una vida activa, social, cultural y laboralmente, y continúen siendo útiles a la sociedad.

El objetivo del encuentro fue analizar los nuevos modelos residenciales y urbanísticos en un contexto en el que longevidad en España exige replantear los formatos actuales y adaptarlos a las nuevas circunstancias vitales de los mayores de 55 años, colectivo está formado por 15,8 millones de personas (un 34% de la población española) y representa un 26% del PIB y el 60% del consumo nacional.

Mayte Sancho, psicóloga y gerontóloga, indicó que la pandemia de la covid-19 ha aflorado “un modelo de atención que no gusta a nadie”, con carencias en el sistema de cuidados que obliga a reflexionar sobre las necesidades y los deseos de las personas mayores.

Sancho apostó por desarrollar un modelo de servicios domiciliarios para que sea más flexible y dinámico y proporcione la cobertura que requieren los mayores, como los ecosistemas locales de cuidados, cuyo fin es crear redes y proyectos colaborativos para atender y cuidar a personas dependientes desde la cercanía y la personalización, para lo cual consideró necesario invertir más recursos públicos y privados.

La que fuera coordinadora del primer Observatorio del Envejecimiento en España y exvicepresidenta de la Sociedad Española de Gerontología y Geriatría, indicó, además, la importancia de “humanizar las ciudades, hacerlas más amables con la dependencia”, así como contribuir a la “desinstitucionalización de las residencias” con soluciones como las unidades de convivencia para unas 15 personas como máximo y que se apueste por el ‘coliving’ o el ‘cohousing’, soluciones aun minoritarias que permiten una atención sanitaria y social accesible y coordinada para atender las situaciones de dependencia.

‘SENIOR HOUSING’

Por su parte, Juan Fernández-Aceytuno, consejero delegado de la Sociedad de Tasación, indicó que las personas mayores conforman un colectivo que crecerá en los próximos años y defendió el modelo del ‘senior housing’ para el sector inmobiliario, algo consolidado hace algunas décadas en Estados Unidos y Canadá, pero no en España.

Fernández-Aceytuno comentó que recientemente se han modificado las leyes de pensiones y vivienda sin que en ellas se mencione a las personas mayores, por lo que apostó por trabajar de forma intergeneracional para la atención a este sector poblacional.

José Antonio Granero, arquitecto socio de Entreabierto y exdecano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), indicó que la pandemia de la covid-19 ha permitido poner en valor la importancia de la salud en las personas mayores y también “el entorno construido”, puesto que “la vivienda es un factor determinante de la calidad de vida”.

Granero comentó que dos tercios de la población mayor de 65 años mantienen sus funciones básicas y, de media, esas personas vivirán unos 15 años con capacidades suficientes y unos cinco años con alguna situación de dependencia, lo que abre “un abanico extraordinario de soluciones” más allá del actual modelo de unas 4.000 residencias privadas que hay en España.

“Esta generación de mayores es una generación de altas capacidades culturales, con intereses y va a ser una población más activa que puede convivir con los jóvenes. Uno de los éxitos será plantear proyectos intergeneracionales”, apostilló, antes de subrayar que en países del centro de Europa y Estados Unidos hay “soluciones colaborativas” de residencias con la cercanía de operadores sanitarios o de cuidados.

Por último, Raúl Costilla, consejero delegado de Mapfre Vida, indicó que se prevé que en 2050 la mitad de la población en España tenga más de 50 años y 1,7 personas en edad de trabajar por cada mayor de 65 años, todo ello con estructuras familiares diferentes a las actuales.

Costilla indicó que, por tanto, el gasto en pensiones aumentará y el actual modelo “no es sostenible” ante el previsible aumento de la esperanza de vida, por lo que propuso como opción hipoteca inversa, que permite a los mayores de 65 años complementar sus ingresos a través de la vivienda sin renunciar a su propiedad.

“Este producto no está suficientemente implantado en España debido, entre otros factores, a nuestra cultura de la vivienda como parte de la herencia y también a una falta de oferta en el mercado por experiencias pasadas. Sin embargo, crecerá en los próximos años, a medida que la media de edad de la población siga aumentando y se incorporen a este mercado compañías que generan confianza al consumidor”, comentó.