A su juicio, la pequeña pudo haberse alejado cinco kilómetros del lugar donde la dejó su padre e internarse en el monte al sentir un impulso o al ver algún objeto que le llamara la atención. En caso de haberse alejado del coche acompañada por alguna persona, tuvo que ser, a su juicio, a la fuerza, porque los niños autistas rechazan el contacto humano.

El doctor San Sebastián señaló, en declaraciones a Radio Nacional que "lo más descartable es que lo hiciera motivada por un deseo de contacto con otra persona", razón por la que "sería difícil de entender que la niña se hubiera ido detrás de su padre".

Explicó que así como los niños autistas, que tienen una gran capacidad para escapar de los peligros y preservar su integridad física, disfrutan con la música o explorando objetos extraños, no gozan con el contaco humano, que tiene que ser forzado físicamente por alguien.

"El comportamiento de un niño autista recerda al de un sordo, porque muestra total indiferencia ante lo que oye. No hace ni gestos que demuestren que ha escuchado o entendido", dijo. "Hablando más claramente, se diría que pasa olímpicamente".

El doctor San Sebastián explicó que el autismo es un proceso que comienza a desarrollarse antes de los tres años y que afecta de forma seria y profunda al comportamiento emocional, a la interacción social y a la comunicación.

"Son niños con una gran inflexibilidad para tolerar cambios en sus rutina. No están capacitados para establecer interacciones sociales con las personas", agregó San Sebastián, quien indicó que "en el autismo el lenguaje es inexistente para la comunicación".