Lozano Puerta, que fue presidente del consejo de administración de Ensidesa durante 1988 y 1989, intervino esta mañana como primer testigo de la defensa en declarar, durantela séptima sesión de la cuarta jornada del juicio.

El que fuera máximo responsable de Ensidesa reconoció que estuvo en todo momento al corriente de la operación de venta de sus terrenos en Alcala de Guadaira a la empresa Cimpa, cuyos propietarios eran Juan Guerra y sus socios Manuel Macías y Juan José Arenas, que obtuvieron un gran beneficio vendiendo la parcela tras ser recalificada.

El que la parcela estuviera ubicada en zona verde provocaba "dificultades para su venta", afirmó Lozano Puerta, yañadió que "por parte del ayuntamiento no se accedía facilmente a cambiar la calificación".

Ensidesa siguió una política de "activos ociosos" durante la presidencia de Fernando Lozano que defendió este tipo de operaciones, y afirmó que los activos se "pretendían vender en las mejores condiciones y en el menor tiempo posible para no estabilizar el patrimonio dela empresa".

"Cualquier demora hubiera supuesto un daño. Según las normas del 87 el INI insta a sus empresas a desprenderse de sus activos ciosos", señaló Lozano.

Según su declaración, el objetivo de Ensidesa no era obtener la recalificación de la parcela, sino la "enajenación" de sus dos fincas. "Intentábamos vender al mejor postor, y nos era indiferente lo que dijera el ayuntamiento", dijo el ex presidente de la empresa siderúrgica.

A pesar del informe en contra de la operación del arquitecto municipal, Ernesto Ollero, el consejo de administración de Ensidesa acordó la venta de la parcela en enero de 1989, a razón de 1.400 pesetaspor metro cuadrado.

"Fue una buena operación porque se obtuvieron los mejores precios sobre esa misma parcela", dijo Lozano Puerta. A su juicio Ensidesa no se ha visto perjudicada "en absoluto" por esta venta.

El ex dirigente de la siderúrgica pública, que esta jubilado en la acualidad, dijo no recordar cúantas parcelas vendió Ensidesa el año 89, y afirmó que el proceso de venta que se siguió con Cimpa fue "el habitual".