En la misiva, escrita desde la cárcel de Soto del Real (Madrid), Soares Gamboa acusa a ETA de "ir a cazar a personas" y condena la última oleada de acciones terroristas contra "lo que ETA define como nuevo ejército invasor de Euskadi: el compuesto por chapistas y chóferes de Vallecas, amén de la señora valenciana por elaplastante argumento de comprar en El Corte Inglés".

Soares Gamboa también critica la estrategia de ETA a la hora de plantear una negociación: "No creo que las conversaciones de Argel las reventaron tan sólo los representantes del Gobierno español, sino tú, ETA; no creo que tu buena voluntad sea la base de cualquier paso negociador que pretendas".

En el caso de que la banda terrorista llegara algún día a dirigir el pueblo vasco, Soares Gamboa considera que "ese día dará miedo, Stalin quedará en mntillas. Puede que te importe un bledo, pero si ocurre, ese día yo me voy, que me hagan un sitio en otro lugar del mundo que me voy. Caer en manos de ETA y Etxebeste ('Antxon') al frente ¡Dios mío!".

Soares Gamboa se niega a creer "que entre todos los votantes de Herri Batasuna, entre todo el colectivo de presos de ETA, no haya quien discrepe o comience a discrepar de semejantes atentados y semejantes miedos, y ya es hora de que se expresen".

"Aquí", añade el ex miembro de ETA, "hay señores portaoces de grupos políticos, denunciados incluso por el colectivo de exiliados y deportados de ETA en Latinoamérica, y acusados de enviar a los más jóvenes a las barricadas; me estoy refiriendo a Floren Aoiz".

Soares Gamboa también dirige sus críticas al diario "Egin", al que acusa de "esconder cartas por intereses", "alentar a la lucha armada" y "llamar delator a quien le parece, entre otros a mí, cuando aún me estoy preguntando de dónde han sacado jueces, fiscales y policías aquellos 800 folios que me resentaron a pie de avión, llenos de acusaciones contra mi persona y yo sin decir aún ni una palabra".