UN ETARRA INCULPA A OTRO EN VARIOS ATENTADOS CON COCHES-BOMBA
- Durante el juicio que la Audiencia Nacional celebró contra Ismael Berasategi
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El etarra Xabier Zabalo, condenado como miembro del comando "Behorburu", inculpó hoy al también miembro de ETA Ismael Berasategi en la preparación de varios coches-bomba y en la comisión de varios atentados a lo largo del año 2001, durante el juicio que la Audiencia Nacional celebró esta mañana.
Zabalo, que compareció en calidad de testigo ante el tribunal y entró a la Sala de Vista intercambiando gestos de complicidad con el acusado, acabó reconociendo de forma insólita que Berasategi formaba parte del comando "Behorburu" y que, como tal, participó en el robo, preparación y colocación de varios coches bomba.
En concreto, la fiscal encargada del caso, Blanca Rodríguez, atribuye al comando "Behorburu" cuatro atentados con coche-bomba en el año 2001, entre ellos los perpetrados en el aparcamiento del aeropuerto de Málaga, el 26 de julio, y en el aeropuerto de Barajas (Madrid), el 27 de agosto.
También se le atribuyen los atentados contra el Hotel Cala Font de Salou (Tarragona), llevado a cabo el 18 de agosto, y contra los Juzgados de Vitoria, perpetrado el 1 de octubre. A pesar de considerarse al comando responsable de estos atentados, en la vista oral no se juzgó a Berasategi por estas acciones, ya que sobre las mismas se siguen procesos por separado.
La representante del Ministerio Público pidió al final de la vista oral un total de 13 años de cárcel para Berasategi, al acusarle de los delitos de tenencia de armas y depósito de explosivos y otro continuado de falsificación en documento oficial, todos ellos de carácter terrorista.
Según la fiscal Rodríguez, a finales del año 1998 Berasategi formó, junto a Zabalo y la también etarra Ainhoa Barbarín Yurrebaso, el denominado "comando Behorburu", que, bajo las órdenes de Juan Antonio Olarra Guridi y Ainhoa Múgica Goñi, responsables del aparato militar de ETA, se dedicaba a realizar atentados con coche-bomba.
Para llevar a cabo las acciones terrorista que les encargaba la dirección de ETA, los miembros del comando robaban vehículos, los ocultaban y los preparaban mediante la colocación de explosivos.
A comienzos del año 2000, el acusado y Zabalo constituyeron en el polígono industrial de Urretxu (Guipúzcoa) una pequeña empresa denominada "Zipristin", dedicada al lavado y limpieza de vehículos. La fiscal Rodríguez aseguró que la empresa les falicitaba "la cobertura necesaria para ocultar los coches robados y prepararlos como coches-bomba".
"Una vez preparados los vehículos, eran Barbarín Yurrebaso y Berasategi Escudero quienes se encargaban de trasladarlos a la localidad elegida, donde los hacían explotar", señaló la representante del Ministerio Público.
DESOBEDIENCIA AL TRIBUNAL
Durante el juicio oral también compareció Barbarín Yurrebaso, compañera de comando de Berasategi. Esta etarra contestó a todas las preguntas, tanto las formuladas por el fiscal como por el presidente del tribunal, el juez Ángel Hurtado, con un "no me acuerdo" pronunciado en euskera.
Ante la insistencia en esta respuesta, el juez Hurtado tuvo que recordar a Barbarín Yurrebaso que comparecía en calidad de testigo y que, como tal, tenía la obligación de contestar a las preguntas que se le formulasen y añadió que, de lo contrario, podía ser acusada de desobediencia al tribunal.
Finalmente, la fiscal Rodríguez pidió que se deduzca testimonio para poder acusar a Barbarín Yurrebaso de desobediencia, algo que el tribunal resolverá en su sentencia, según explicó Hurtado.
También testificaron en el juicio varios conocidos de los etarras -entre ellos el ex novio de Barbarín Yurrebaso- así como distintos policías que participaron en la desarticulación del comando.
Uno de ellos explicó que las investigaciones que permitieron la desarticulación del comando y la detención de los tres etarras se iniciaron a raíz de la colocación del coche bomba en el aeropuerto de Málaga el 26 de julio de 2001.
En el vehículo, que no llegó a explotar porque fue desactivado, la policía encontró "numerosas pistas" con las que se pudieron obtener los datos sobre la compra del material para la fabricación de explosivos y, a través de ellos, se llegó a los miembros del comando.
Tras escuchar el testimonio de todas las personas que comparecieron en el juicio así como las conclusiones de la fiscal y de la defensa, el magistrado Hurtado decretó el visto para sentencia.
(SERVIMEDIA)
03 Jul 2009
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