A juicio de Romero, en el momento en que el Estado baja a las alcantarillas, y combate el terrorismo con métodos criinales, "se convierte en un Estado criminal porque el tiro en la nuca debe ser un privilegio sólo de los terroristas".

Añadió que el montaje de los GAL "hizo un daño irreparable a nuestro país", pero, en su opinión, lo más pernicioso para la estabilidad del Estado "fue el desarbolar los servicios de inteligencia como se hizo en la época de Roldán".

Destacó las últimas actuaciones policiales contra el terrorismo "prueba de que ahora los sistemas de inteligencia están funcionando mejor" y añadió qu también coincidía con Valdivieso en que "no se deben buscar atajos ni caer en la guerra sucia".