En un documento hecho público hoy, titulado "Dichosos los que trabajan por la paz", Blázquez señala que las víctimas de ETA han echado de menos en ocasiones de la Iglesia "la proximidad que fundadamente podían esperar". "En la medida en que hayamos faltado a nuestra misión, les pedimos sinceramente perdón", afirma el prelado.

El texto dice que en el proceso abierto de pacificación no es legítimo olvidar a las víctimas ni exigir su silencio como precio de la paz, sino atender debidamente sus justas reiindicaciones.

"A los que han perdido de manera ignominiosa e injusta seres queridos, la sociedad debe otorgarles las ayudas económicas y sociales pertinentes, y particularmente ser sensibles a sus heridas morales, cuando lamentan no haber recibido el suficiente respeto y afecto", agrega.

Respecto a los etarras y quienes les apoyan, el obispo de Bilbao cree que ante el futuro de paz que ve el pueblo vasco, es "determinante" que quienes han ejercido, apoyo o justificado la violencia para conseguir nos fines políticos, la "rechacen sin reservas y se incorporen resueltamente a la participación democrática".

Monseñor Blázquez destaca las expectativas optimistas creadas en la sociedad vasca ante el proceso de paz, y para llegar a un buen puerto, pide a los dos partes presentes en la negociación que se hagan "gestos razonables" para favorecer la mutua confianza.