"La vida humana no tiene precio", agregó, "aunque sea la de unos terroristas y lo que es dramático es lo que está pasando este verano, que lo vamos a tener que recordar como uno de los veranos más crueles de la historia del País Vasco".

En cualquier caso, añadió, "al menos esta vez la exlosión (de un coche-bomba) no ha sido un atentado contra nadie, sino una especie de autoinmolación de un jóvenes que, curiosamente, pretenden defender su país y su causa matando a otros".

"Pero, ¿qué enferma está una sociedad cuando hay gente joven de esta naturaleza y, sobre todo, algo terrible, que es que a estos jóvenes les van a sustituir otros jóvenes?", se preguntó.

"Lo que indica esto", agregó, "es que no hay propósito de enmienda y que estamos ante una sociedad que tiene en su seno un semilla de maldad que hace que gente que debería de estar pensando en trabajar y en estudiar, en vivir la vida con intensidad y en formar una familia esté, al contrario, preocupada por matar y, en este caso, por morir. Como dicen los antiguos, Dios castiga sin palo ni piedra", concluyó.