En una sentencia hecha pública hoy, los magistrados consideran probado que durante el año 2000 Solana e Iragi habían recibido órdenes de ETA para matar a militares mediante la colocación de artefactos explosivos en sus coches.

Así, tras recibir la información oportuna, el 4 de octube de 2000, Solana e Iragi decidieron colocar bajo el asiento del conductor del coche de Fidel Albalat Bernabé, subteniente del Ejército de Tierra, una bomba fabricada en una caja de caudales.

Sin embargo, el artefacto fue hallado por la víctima, cuando revisó su vehículo antes de ponerlo en marcha. La policía acudió al lugar y desactivó la bomba.

Para los magistrados, los hechos descritos son constitutivos de un delito de asesinato terrorista en grado de tentativa, por lo que impone un total de 1 años de prisión a cada uno de los dos procesados en este caso. Asimismo, les condena a indemnizar a la víctima con 25.000 euros por los daños morales.

Tanto Solana como Iragi fueron detenidos en Sevilla, tras el asesinato del médico coronel Antonio Muñoz Cariñanos, el 16 de octubre de 2000.

La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ya condenó a estos terroristas en ocasiones anteriores. Así, los magistrados les impusieron una pena de quince años de prisión por la colocación de una fiambrera-bmba en el coche particular de un militar que circuló varios días en el vehículo sin que el artefacto explotara.

Además, esta misma Sala les impuso una condena de 30 años de cárcel a cada uno por el asesinato del concejal del PP en Málaga José María Martín Carpena, perpetrado el 15 de julio de 2000.

Recientemente, Iragi y Solana han sido juzgados por su participación, el 9 de octubre de 2000, en el asesinato del entonces fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Luis Portero Garca.