La primera huérfana que quedó sin padre por un atentado cometido por ETA fue la hija del inspector jefe de Policía de Irún, Melitón Manzana González, asesinado por la banda terrorista el 8 de agosto de 1968.

Uno de los casos más dramáticos fue, en 1998, el del matrimonio compuesto por el concejal en el Ayuntamiento de Sevilla Alberto Jiménez Becerril y su esposa, Ascensión García Ortiz, que dejó sin padre y madre a tres niños menores de edad.

Del casi millar de huérfanos, unos 350 son hijos de civiles no relacionados con el Ejército ni con las fuerzas de seguridad, sino personas con profesiones variopintas, incluyendo taxistas, amasde casa, empresarios, camareros y conductores de autobuses.

Del resto, la mayoría son hijos de guardias civiles y de militares, seguidos de policías, políticos y jueces. Se da la circunstancia de que todas las personas asesinadas por ETA desde que el pasado mes de enero suspendió su tregua tenían hijos, a excepción del "ertzaina" Jorge Díez, escolta de Fernando Buesa, que era soltero.