Según consta en la sentencia, los hechos ocurrieron en la noche del 4 al 5 de octubre del año 2000, cuando Harriet Iragi e Igor Solana se encontraban en Sevilla, actuando como miembros del "comando Andalucía" de ETA.

Tras efectuar varios seguimientos, decidieron poner una bomba en el vehículo de un militar, Emilio Pérez Osuna, para acabar con su vida. Así, colocarn un artefacto explosivo compuesto por 1,2 kilos de sustancia explosiva compuesta de nitroglicerina, trinitrololueno, dinitrotolueno y nitrato amónico.

Sin embargo, el artefacto explosivo no estalló, de modo que el dueño del coche estuvo circulando varios días con el turismo hasta la detención, el 16 de octubre de 2000, de Jon Igor Solana, en relación al asesinato del coronel médico Muñoz Cariñano.

En la declaración policial, según consta en la sentencia, Jon Igor Solana declaró que había colocad un artefacto explosivo en el vehículo de Emilio Pérez Osuna. Inmediatamente, los agentes se pusieron en contacto con la víctima con el fin de localizar el coche y desactivar la bomba.

Como consecuencia de los hechos, Emilio Pérez Osuna sufrió estrés postraumático agudo, que derivó en un proceso ansioso depresivo, crónico e irreparable. Este militar ha sido declarado en situación de incapacidad permanente absoluta para todo tipo de profesión u oficio.

Para los magistrados, los hechos descritos so constitutivos de un delito de asesinato terrorista en grado de tentativa y de otro de terrorismo en relación con la tenencia y colaboración de sustancias explosivas. Asismismo, concluyen que Harriet Iragi y Jon Igor Solana son responsables de los mismos.