En dicho documento, los secretariados sociales diocesianos de Pampona, Bilbao, San Sebastián y Vitoria señalan que en el final de la violencia terrorista deberían intervenir el Gobierno vasco, partidos y organizaciones sociales y que los contactos no deben excluir la autodeterminación.

Asimismo, se preguntan "si el conflicto no se convierte en la última razón de ser del Movimiento de Liberación Nacional Vasco" y agregan que hay que confiar en que ETA "se autoconvenza de la ineficacia de la violencia".

Sobrino dijo que "nos parece bastante lamentable la preocupaión que mantiene a veces (la Iglesia) por los presos de ETA y su entorno y que, en cambio, se despreocupe de las consecuencias de los atentados de esta banda terrorista y de sus víctimas".

En este sentido, explicó a la Iglesia vasca que no se puede poner en el mismo nivel a los asesinos y a sus víctimas, representadas legítimamente por los dirigentes políticos.

"Esto no es una guerra civil, los únicos que se dedican a matar indiscriminadamente son los terroristas", añadió Sobrino, para quien dich documento fomenta que ETA mantenga su objetivo, porque "plantea una realidad engañosa" y supone una prueba de la "ambigua" actitud que mantiene la Iglesia sobre el terrorismo.