En este atentado murió el guardia civil Antonio González Herrera y resultaron heridos de diversa gravedad otros 5 miembros de la Guardia Civil, así como otras 17 personas más que transitaban por el lugar en el momento de la explosión.

Los magitrados consideran probado que Caride Simón, junto con otro miembro del "comando Barcelona", colocó en una furgoneta Mercedes-Benz un artefacto con ollas de presión, unos 45 kilos de amonal y varios kilogramos de metralla, consistente en tornillos y eslabones de cadena metálica.

Además, la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional también considera probado que fue Caride Simón quien aparcó la furgoneta en un lugar próximo a la caseta de la Guardia Civil y quien hizo estallar la boba con un mando a distancia.

Para los magistrados, los hechos descritos son constitutivos de un delito de atentado contra un miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado con resultado de muerte, otros cinco de asesinato frustrado con empleo de explosivo y otro de estragos, por lo que condena a Caride Simón a un total de 142 años de cárcel y a indemnizar a las víctimas del atentado.