Un terremoto puede provocar olsas que crecen desde el fondo de las reservas de las cámaras de magma, aumentando la presión que causa la erupción, afirman Alan Linde y Selwyn Sacks, del Instituto Carnegie de Washington, en un artículo publicado en la revista "Nature".

"Las ondas sísmicas de los terremotos tienen el potencial suficiente para aumentar la presión en las cámaras de magma, situadas incluso a gran distancia del seísmo", explican los investigadores.

Linde y Sacks revisaron 204 casos de grandes terremotos de más degrados de magnitud. Ocho de esos seísmos provocaron erupciones volcánicas, algunos más de una. También compararon terremotos de 7 y 7.9 de magnitud y descubrieron un total de nueve erupciones en los dos días siguientes al movimiento sísmico.

Sólo estudiaron las erupciones que se habían producido a 744 kilómetros de los grandes terremotos y a 200 kilómetros de los seísmos de 7 a 7.9 de magnitud.