UN ESQUEJE DEL VIEJO CASTAÑO DE INDIAS DE ANA FRANK CRECE DESDE HOY EN EL PARQUE JUAN CARLOS I
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Un esqueje del viejo castaño de indias que Ana Frank veía desde la buhardilla donde se refugió con su familia de la persecución nazi ha sido plantado hoy en el parque Juan Carlos I. El árbol crecerá muy cerca del Jardín de las Tres Culturas y del Monumento a las Víctimas del Holocausto.
La ciudad de Madrid ha querido rendir hoy este homenaje a la joven víctima del holocausto en un acto que estuvo presidido por la delegada de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, y que "reforzará aún más su recuerdo imborrable".
Su historia, la que ella misma dejó escrita en un diario, es todo un ejemplo del triunfo del ser humano en su resistencia contra la barbarie, según el Ayuntamiento, que considera que Ana Frank no es sólo un símbolo para el pueblo judío, sino para los hombres y mujeres de todo el mundo que han sufrido persecución por motivos de raza, etnia, religión o ideología política.
Botella explicó que el viejo árbol de Ana Frank, que ha cumplido 170 años y que iba a ser talado a causa de una enfermedad, podrá seguir en pie entre cinco y diez años más en un patio interior del centro de Ámsterdam. "Pero para que este árbol tan especial pueda realmente perdurar, son necesarias iniciativas como las que hoy estamos llevando a cabo", afirmó.
Según la delegada, esta iniciativa de la capital se ha llevado a cabo también en París y en la ciudad holandesa de Almere, y otras ciudades ya han solicitado sumarse a ella.
La casa donde se escondía Ana Frank, recordó Botella, es hoy uno de los museos más visitados del mundo y su diario se ha sido traducido a 60 idiomas y ha sido llevado al cine y al teatro y transformado en un musical. El árbol de Ana Frank "debe convertirse también en un monumento vivo y compartido por todas las personas que nos identificamos con lo que representa aquel castaño que veía desde la ventana del desván del refugio, y que ella misma llamaba la casa de atrás", dijo.
"Todos los que hemos leído su diario sabemos que ese castaño era algo más que un árbol para Ana Frank. Podemos imaginar las ansias de libertad que sentía cuando, según sus propias palabras, casi cada mañana iba al ático para respirar, y desde su lugar favorito, tumbada en el suelo, miraba al cielo y al castaño pelado", continuó.
Por ello, concluyó que este acto de hoy "es una de las mejores formas de manifestar nuestro deseo de que aquello que le tocó vivir a Ana Frank no vuelva a repetirse. Y, al mismo tiempo, es también la mejor forma de manifestar nuestro propósito de legar una ciudad mejor, más humana y agradable para vivir a quienes hoy tienen la edad que entonces tenía Ana Frank, quien el próximo jueves cumpliría 79 años".
(SERVIMEDIA)
10 Jun 2008
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