En esa sesión fueron leídos cuatro decretos de milagros atribuidos a la intercesión de otros tantos beatos, siete decretos de milagros de otros tantos venerables y siete decretos de reconocimiento de virtudes heroicas de siete siervos de Dios. Entre todos ellos, había dos españoles: el beato José Manyanet Vives y la venerable Eusebia Palomino Yenes.

El sacerdote catalán José Manyane Vives (1833-1901) fue fundador de la Congregación de Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Contribuyó a la renovación de la familia y de la sociedad española del siglo XIX difundiendo los ejemplos y la devoción a la Sagrada Familia de Nazaret.

Promovió en Barcelona la construcción del templo expiatorio de la Sagrada Familia sobre el proyecto del arquitecto Antonio Gaudí, cuya causa de beatificación se encuentra ya al estudio de la Congregación para las Causas de los Santos. El padre Mananet fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en 1984.

Entre 1899 y 1935 transcurrió la vida de Eusebia Palomino Yenes, de origen salmantino y fallecida en tierras onubenses. Fue religiosa de las Hijas de María Auxiliadora (Salesianas). Su infancia y adolescencia estuvo marcada por la humildad y pobreza.

Una vez religiosa, trabajó en servicios domésticos y en la pastoral juvenil. En 1931 se ofreció como víctima al Señor, quien la llamó cinco años después tras una larga enfermedad en plena juventd. Es venerable, es decir, cuenta con decreto de virtudes heroicas desde 1996. El milagro que ahora la hará beata es muy singular: el tiempo récord y humanamente imposible en que un pintor, que se había encomendado a ella, realizó su retrato.